Psicología Transpersonal

Muchas gracias a todas aquellas personas que os habéis  unido y sumado a la meditación que os propuse hace una semana. Somos un grupo grande de personas meditando a las 10 de la mañana y a las 8 de la tarde.

 

Aprovecho para deciros, que hace unos días una amiga me preguntaba acerca de una información que había recibido sobre la alta vibración de amor y la baja vibración del miedo, u otras emociones negativas,y cómo nos afectan realmente. Me preguntaba mi opinión al respecto y ahora os la comparto porque me parece muy importante en estos momentos que estamos viviendo:

Las emociones afectan al sistema inmunológico y modifican nuestro ADN. Numerosas investigaciones neurocientíficas nos permiten además evidenciar y respaldar este hecho.Se miden en Hercios (Hz) que es la unidad física que se utiliza para medir las ondas o vibraciones electromagnéticas por segundo. A mayor vibración por segundo la medición es más alta y tiene que ver con emociones como el amor o la gratitud. A menor vibración por segundo la medición resulta más baja y tiene que ver con emociones generadas por el miedo, es decir el miedo y sus diferentes capas.

En un estado de baja vibración es más fácil que el cuerpo enferme, ya que afecta a nuestros órganos y como he dicho al sistema inmunológico.

 

Por eso, animo a los que ya estamos meditando a que sigamos haciéndolo, y para los que aún no os habéis animado os invito a uniros a alguna de estas meditaciones diarias. Yendo hacia nuestro  interior,poniendo la atención en el corazón, y siendo conscientes de nuestra respiración. Una vez ahí, la mente se aquieta y podemos enfocar en sentir y emanar amor y gratitud.

 

Cuando muchas personas se reúnen con este mismo fin, los logros alcanzados son muy importantes. Las mentes individuales generan un campo mórfico,o campo de forma,muy poderoso en la tierra. Todas estas mentes individuales se unen a la “gran mente”.

No es cuestión solo de fe, y el mal entendimiento muchas veces de su significado,es la demostración evidente de algo que no contemplamos pero sí sentimos.

 

Que este proceso que estamos viviendo nos haga reflexionar individualmente y nos permita aprender y transformarnos, y así,unidos todos, hagamos de este planeta un lugar de amor, más saludable y armonioso en el que vivir.

Nos seguimos viendo por aquí.

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¿Cómo nos comunicamos con nuestro cuerpo?

 

¿Cuántas veces a lo largo del día hemos sentido alguna incomodidad en el cuerpo y no la hemos escuchado?

 

Esto es algo que nos sucede a todos y puede deberse a algo físico; pero no me voy a referir a este tipo de malestares, sino a malestares de otra índole.

 

En el mejor de los casos y a pesar de que todo va bien, a veces sentimos  desde un leve disgusto a molestias más importantes, como estrés o cansancio etc. La gran mayoría de personas no le dan mucha importancia, hasta que las molestias se agudizan y se vuelve demasiado incomodo vivir con ellas.

Es ahí donde empezamos a querer escuchar nuestro cuerpo, puesto que aparentemente no hay motivos para encontrarnos mal, no entendemos que nos pasa.

 

Demos gracias por el regalo que nos hace el cuerpo, pues se nos da para comunicarnos algo, no para ignorarlo.

 

La idea de que el cuerpo tiene autonomía lo separa de la mente, y ahí no hay curación. La verdadera curación viene de sentir la unidad del cuerpo y mente con el todo y obrar en consecuencia.

 

Justo en este punto lo que vamos descubriendo puede producirnos miedo o incredulidad. Para otros en cambio se abre un mundo desconocido pero deslumbrante. ¡Y es  ahí donde, si conseguimos alcanzar el entendimiento necesario, y percibimos el gran regalo que la vida nos hace, se abre un nuevo camino!. Andar este camino supone: quitarnos nuestras gafas de ver personales, desaprender lo aprendido, dejar atrás viejos conceptos, hacernos conscientes, mirar más allá de la mente y el cuerpo. En definitiva “darnos cuenta” y percibir con la mirada transpersonal.


 

 


Tumbada en la cama y en profunda paz, mi mente se detuvo en la ventana. Captó mi atención una avispa que sintiéndose  prisionera en el interior de la habitación, quería salir hacia afuera.

 

Con los cristales medio abiertos, ella pensó que le impedía el paso la mosquitera. Su falsa apreciación la limitaba otorgándole poder a la ventana en lugar de a sus alas.

 

Totalmente presente la observé en profundo silencio.


Una y otra vez hacia el mismo recorrido. La avispa se volvía al llegar al borde de la mosquitera. ¡Justo ahí estaba su liberación!. Ella no se percataba y se volvía; una y otra vez para poder salir.


Me sentí compasiva con la avispa y decidí abrir más la mosquitera, Ya que según ella esta le impedía el paso, y no es que me lo hubiera dicho, sin embargo sentí su agotamiento e irritabilidad.


La avispa me volvió a sorprender. ¡Había una abertura de más de una cuarta!, pero al llegar al borde de la mosquitera ella repetía la misma acción.

No se percataba de que era libre, ¡que nada le impedía salir fuera de la habitación!; y volvía a intentarlo, para nuevamente volver hacia el cristal y de nuevo hasta el borde de la mosquitera.


Mi mente dejó de prestarle atención y sucumbió al pensamiento.


No somos más inteligentes los humanos que los insectos cuando una y otra vez repetimos aquello que no queremos, lo que nos incomoda y no nos hace felices. Cuando nos aprisionamos con leyes que un día inventamos y nuestras falsas apreciaciones nos hacen como a la avispa, ver como real lo que no es.


Le cedemos nuestro poder a lo imaginario, cuando nuestra mente es cautiva de los pensamientos del pasado.  Cuando nuestras costumbres se hacen normas impuestas para nosotros y por nosotros.


Tenemos que comprender y cambiar para no repetir los mismos patrones de conducta, pues al igual que la avispa nos esforzamos mirando pero sin ver.


Un consejo; ¡aceptemos que esto ocurre! mientras nos esforzamos por no ser condescendientes con los enredos de nuestra mente. Sigamos intentándolo hasta que logremos el dominio, y mirando; veamos


Veamos y comprendamos para siempre "que somos los amos de nuestros destinos y los  capitanes de nuestras almas".


                                                                                                                                                               
                                                          


Nuestro cerebro no hace distinción entre lo que ve y lo que imagina, ya que las mismas redes neuronales están implicadas

 

La física cuántica ha demostrado que para poder crear nuestra realidad, necesitamos saber que nosotros mismos somos todas las posibilidades. Observándonos y centrándonos en lo infinito.

 

Con el conocimiento de la física cuántica entendemos que tenemos la posibilidad de cambiar nuestro mundo, observando  y sintiendo aquello que queremos.

Pensamiento, sentimiento  y acción deben estar alineados ayudando a  que la energía no se disperse y vaya en la dirección de nuestro deseo.

 

Cuando dudamos, dispersamos la energía haciendo difícil la realización de ese deseo. 

“Hasta que lo inconsciente no se haga consciente,

El subconsciente seguirá dirigiendo tu vida

Y tú lo llamarás destino .Carl Jung.

 

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Lo importante no es lo que sucede, sino nuestra interpretación de los hechos.

 

Si en este sentido hemos hecho  cambios grandes en nuestra vida  seguramente es porque estamos algo despiert@s, pero si estamos dispuest@s a seguir escuchando al ego y no decidimos  escuchar todavía la auténtica verdad,  aún estamos en estado de ensoñación.

 

Podemos ir mucho más allá, podemos elevarnos por encima de todo, renunciar al ego y abandonarnos en brazos de la creación.

 

Cuando nuestra conciencia comprende y se nutre de este conocimiento.

Elige lo que quiere vivir y aprende a conecta con sus verdaderas necesidades.

                                                                                 Inmaculada Zamorano